El Sistema Educativo, Tú y Tu Elemento – Parte 1

Para los que me conocen ya desde hace tiempo, no es un secreto que en algún momento de mi vida fui un “cerebrito”, de hecho, mi apodo desde 4to de primaria hasta 3ro de secundaria fue Cerebro. En aquellos momentos, ese apodo no era en vano ya que tenía cierta aptitud para las matemáticas y otras materias que involucraban el cálculo aritmético, la razón, la lógica, habilidad lingüística y la memorización. Esto me ayudó a obtener buenas calificaciones durante ese período, ya que el sistema educativo premia la aptitud precisamente en esas áreas. En cuanto a otras materias, no había (ni hay en la actualidad) muchas que involucraran otro tipo de aptitudes, salvo “Educación Artística” es decir, Música, y “Educación Física”, deportes, en otra palabra. Para la música tenía al menos algo de aptitud, podía llevar los ritmos, compases e inclusive estuve en el coro de la escuela, pero los deportes era otra historia. Aunque no era un completo inepto, definitivamente sí me encontraba por debajo de la aptitud promedio de mi clase. De alguna manera, me decía a mí mismo que no importaba, ya que lo importante era el pensar, y eso era lo que aparentemente se me daba bien. Por varios años ese fue mi pensar, además, como estudiaba en colegio privado, gracias a una beca que gestionaron mis papás, me decía a mí mismo que llegaría más lejos que mis compañeros “riquillos” a los que esa posición financiera les había caído del cielo. Pensamiento de pobre, yo lo sé, o al menos es lo que Robert Kiyosaki plasma en su popular libro “Padre Rico, Padre Pobre” (muy recomendado por cierto). Mi punto aquí es: un niño de unos 10 – 12 años, como era yo, puede pensar que la clave del éxito en la vida es obtener buenas calificaciones, al final de cuentas vemos que a los niños los premian y reconocen si obtienen un buen promedio, mientras que a los niños que reprueban, los castigan y regañan.

Esto refleja el pensar de la sociedad, en donde valoramos altamente las aptitudes académicas, y por ello podemos pensar que son la clave del éxito, si no tenemos cuidado, podemos despertar a una realidad muy diferente. Por el contrario, en la sociedad es generalmente aceptado que alguien que se dedica más a los procesos artísticos, llevará una vida de pobreza y lucha por la supervivencia.

Me permitiré desviarme un momento de mi punto principal para la siguiente reflexión: ¿Realmente es tan importante el dinero como para pasar buena parte de nuestras vidas preocupados por él, e inclusive buscando obtener más? ¿Es tan importante buscar la seguridad financiera y laboral, que para la mayoría de las personas no les genera felicidad verdadera, solamente para poder disfrutar de un retiro a los 60 – 65 años, aparentemente apacible y sin preocupaciones? Me parece curioso que muchas veces no tenemos la paciencia para esperar los últimos 5 segundos para recalentar nuestra comida en el microondas, sin embargo estamos dispuestos a esperar alrededor de 40 años por algo que puede inclusive no llegar. El Dr. Charles Richards en su libro “La Psicología de la Riqueza” expone que, el significado del concepto de riqueza puede variar de persona a persona, no es algo que tenga un significado universal. ¿Por qué entonces inculcamos en nuestra juventud la idea de que el dinero resolverá sus problemas? Charles Richards tiene algo que decir al respecto: “El dinero soluciona problemas de dinero”, ese es todo su poder, sin embargo le otorgamos una inmensa autoridad sobre nuestros estados de ánimo.

Es en principio nuestro intento de definir universalmente la riqueza y sus beneficios, que distorsiona nuestras prioridades. Recordemos que no hay ninguna métrica que sirva para juzgar el verdadero valor de una persona. Es hasta que nos damos cuenta de este hecho que empezaremos a buscar lo que es la verdadera riqueza para nosotros y a trabajar por ella.

Ahora, volviendo al punto, el aprendizaje en las escuelas de educación formal, como hemos visto, deja a los alumnos con poca preparación real para enfrentarse a situaciones de la vida, ya sea en el ámbito personal o en el laboral. No es hasta que realizamos algún tipo de prácticas profesionales que entramos en contacto con el verdadero panorama que nos espera al graduarnos de la universidad. Y esto no es lo peor, ¿cuántos de nosotros al comenzar a trabajar no sabíamos a que se referían con “sueldo bruto”?, o ¿qué carajos es el ISR y otras retenciones? ¿por qué me están pagando menos de ese número que veo en mi contrato?, más aún ¿qué tipo de financiamiento me conviene más al comprar una casa, un auto? todas estas son preguntas que la mayoría nos hacemos, de las cuáles nunca nadie nos habló, y luego nos dicen que “la educación es preparación para la vida”, pero al vivirla vemos que nos han mentido a la cara, ya que lo más probable es que jamás en la vida vuelva a tener que utilizar métodos de derivación e integración, por poner un ejemplo. Yo en lo personal, en los 9 años desde que obtuve mi título, no he necesitado buena parte de los conocimientos que se me impartieron cuando estaba en la universidad. Obviamente, el saber si los voy a necesitar o no, es prácticamente imposible, sin embargo, otros conocimientos son de necesidad común, y se espera que esos los aprendamos por cuenta propia.

Pero por poner un ejemplo, en el caso de las ingenierías, ¿qué hay acerca de ayudar a generar en el estudiante el razonamiento, el pensamiento lógico y científico?, se supone que ese es el propósito ¿no? Sí, se supone que ese es el propósito, ahora, ¿realmente se alcanza? inclusive dentro del grupo de personas que ya pasamos por todas las pruebas y que concluimos exitosamente, ¿podemos decir que ese propósito se alcanzó? No en todos los casos, y aunque se haya alcanzado existen muchas personas por ahí haciendo un trabajo que detestan, lo que en muchas ocasiones conlleva a realizar un trabajo de menor calidad.

Mi premisa es: ¿cómo podemos hacer para educar a nuestros jóvenes a encontrar aquello que les apasiona y guiarlos por ese camino en lugar de tratar de estandarizar todo y a todos?, ¿cómo podemos ayudar a las personas a encontrar su “Elemento”, tal cual nos presenta el concepto Ken Robinson en su libro “El Elemento, descubrir tu pasión lo cambia todo”?

Sé que la educación formal, tiene sus raíces en entrenar de forma estandarizada a las personas, removiendo del panorama su individualidad, sin embargo, si como sociedad deseamos evadir el paisaje sombrío de una distopía como nos muestra George Orwell en su aclamado libro “1984”, tenemos que, en primer lugar, reconocer el problema: queremos medir a todos de la misma forma en aras de la igualdad y la justicia, siendo que todos, nos hemos definido por una cantidad incontable de variadas experiencias y entornos, dando como resultado una combinación única que nos hace ser las personas que somos, es decir, nuestra individualidad. Es por este motivo que necesitamos reconocer dicha individualidad y encaminar a las personas a encontrar los medios y factores que harán que sean lo más felices y productivas que pueden ser. De esta manera, encontrando nuestro elemento, podemos aspirar a un mejor futuro.

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