El Sistema Educativo, Tú y Tu Elemento – Parte 3

Como ya comentaba en la Parte 1  de este tema, existe un gran problema en nuestro sistema educativo: no nos permite encontrar nuestro elemento, de hecho, en muchas ocasiones es el mayor obstáculo. En la Parte 2 comentaba que aunque no tenía una idea clara de como resolver este problema desde su raíz, sí tenía ideas generales para aproximarse a la solución.

Curiosamente, justo unos días después de publicar aquél post, me topé con este video acerca del sistema educativo finlandés. Si no lo has visto, te recomiendo ampliamente lo veas y luego vuelvas, yo aquí te espero.

¿Listo? como verás, la idea de tratar de estandarizar exámenes, lidiar con montones de tarea y en general, dedicarle demasiado tiempo a las actividades exclusivamente académicas, no es el mejor camino para que los jóvenes puedan alcanzar su máximo potencial.

PERMITIRLES SER NIÑOS, DISFRUTAR DE LA VIDA. Es básicamente el secreto de la educación finlandesa, dejar que descubran por sí mismos, de tal forma que ellos deriven sus conclusiones y se enteren ellos mismos de qué es lo que les gusta, lo que capta su interés, en lugar de hacer que memoricen fórmulas, respuestas, acontecimientos. De nada sirve aprender para un examen si al terminar el curso no voy a recordar absolutamente nada.

Esto va muy ligado a encontrar nuestro elemento, puesto que mientras no lo encontremos, el interés que prestamos a las cosas va decayendo, sumergiéndonos en actividades que solamente sirven como placebos mientras deambulamos por la vida sintiendo que algo nos hace falta.

En nuestra sociedad, estamos demasiado influenciados actualmente para conseguir un buen empleo, de tal forma que puedas tener tu automóvil, una linda casa, una pareja atractiva, hijos excelentes y así una vez que llegues a la edad de retirarte, puedas por fin cosechar los frutos de tus esfuerzos… mientras tanto, a aguantar el tener que hacer “horas nalga” en una oficina o algún empleo que probablemente no nos apasione, en ocasiones inclusive lo llegamos a detestar y en otras tantas ni siquiera nos rete.

Hacemos demasiadas cosas por vivir de la manera que, aparentemente, todos desean vivir. Pero todo es una gran casa de espejos, ilusiones que al final de cuentas nos quiebran emocionalmente. A mi parecer, la mejor lección que podemos aprender es, en palabras de Paul McCartney, “vive y deja morir”.

En este aspecto, en más de alguna ocasión nos aferramos a algo que no es nuestro camino, algo que nos va a dejar en un lugar peor que las consecuencias de abandonarlo, todo porque hacemos caso de personas mediocres que no hacen más que envenenar nuestra mente. Me ha tocado tratar con estudiantes que claramente no tienen ni aptitud ni vocación para la carrera que “eligieron” estudiar, sin embargo siguen aferrados a ello y no de la buena manera. Como profesor, mi mayor falla fue no poder hacer llegar fuerte y claro este mensaje a mis estudiantes: No hagas las cosas por inercia, porque te dicen, porque otros piensan que es lo mejor para ti, hazlo porque te interesa, porque es un paso para lograr alguno de tus objetivos, porque te gusta.

“Lo peligroso no es tener metas grandes y no alcanzarlas, lo realmente peligroso es tener metas sumamente pequeñas y alcanzarlas”.

Los estudiantes no necesitan un profesor experto en fórmulas matemáticas, químicas o físicas o inclusive un mismísimo experto en artes, lo que necesitan son profesores que inspiren, que guíen y que dejen atrás sus prejuicios para propiciar un verdadero ambiente de aprendizaje.

Obviamente no sólo esto se necesita, también se requieren padres de familia que estén realmente involucrados en la educación de sus hijos desde el comienzo y que estén dispuestos a apoyar a sus hijos en sus decisiones, en lugar de obligarlos a estudiar una cierta carrera, en base al potencial económico de la misma.

Abandonar otras cosas en búsqueda de nuestro elemento no significa abandonar la riqueza, si entendemos que la riqueza tiene o puede tener un significado distinto para cada persona, y al final de cuentas nuestra riqueza constituye nuestra felicidad. Nunca es sabio abandonar la felicidad por dinero, ni dejar que el hecho de que tengamos que hacer sacrificios temporales nos robe totalmente nuestra felicidad o riqueza.

Existe tanta literatura respecto a lo que quisiera hablar en este post que me resultaría paralizante tratar de incluir los puntos principales de todos en una sola publicación coherente, así que cierro esta trilogía de posts con la siguiente reflexión: ¿Qué es lo que harías si no tuvieras que preocuparte por el dinero, si no tuvieras miedo a no tener una pensión, a quedarte en la calle, a estar solo? lo que sea, házlo, pues si tienes la combinación de aptitud y actitud, seguramente tendrás éxito, y las personas exitosas suelen rodearse de personas exitosas. Te diría que no tengas miedo, pero eso es imposible, además, el miedo es necesario, pues el valiente no es aquél que no siente miedo, sino aquél que lo vence, el miedo es una manera de saber que estamos haciendo algo distinto, algo que no hemos probado, puede ir desde lo más pequeño hasta lo más atrevido, pero es importante que nuestros miedos nunca nos paralicen por completo. Abraza tu miedo, acéptalo y agradécelo, pues es una de las mejores maneras de sentirse vivo.

El Sistema Educativo, Tú y Tu Elemento – Parte 2

En mi post anterior, hablé acerca de los problemas que enfrentamos como sociedad al tratar de estandarizar la educación así como la evaluación de la misma.

Como mencionaba anteriormente, esta estandarización, no sirve el propósito de equidad que supuestamente persigue, por el contrario, dado que no toma en cuenta las diferencias entre los estudiantes, mide de manera  desigual las capacidades de cada uno.

Es por esto que el primer paso debería ser identificar esas diferencias y ajustar la enseñanza que se le imparte a cada estudiante, esto por supuesto no puede realizarse con grupos que tienen una gran cantidad de alumnos, ni puede llevarse a cabo por personas que piensen como pensamos la educación en la actualidad. Entonces necesitamos una educación más personalizada, impartida por personas que crean en esta filosofía y tengan la visión de ponerla en práctica.

Lo que deberíamos preguntarnos entonces es: ¿Cómo podemos proporcionar educación útil y personalizada a nuestros niños y jóvenes, impartida por personas con vocación?

Vamos dividiendo la pregunta en sus principales partes, obteniendo las respuestas más sencillas para cada punto por separado, elaborando sobre ellas y luego integrando todo para incluir todas las restricciones que se presentan.

Empezando por lo más “fácil”:

  • ¿Cómo podemos proporcionar educación personalizada?

Lo más sencillo es tener más maestros y tener grupos reducidos. Obviamente esto no asegura que dichos maestros presten más atención a los estudiantes, ni se puede asumir con cierto nivel aceptable de certeza nada acerca del compromiso y vocación de los maestros involucrados. Además requiere una modificación de la infraestructura educativa, ya que las aulas actuales generalmente están pensadas para entre 35 – 50 alumnos, esto por supuesto significa invertir mucho dinero (además el incluir más maestros se traduce en más salarios). Primer obstáculo, justo ahí.

  • ¿Cómo podemos asegurarnos que la educación la proporcionan personas con vocación para su profesión?

Este punto es BASTANTE más complejo. El porqué lo pongo como el segundo en complejidad lo explico en el siguiente punto. Primero que nada estas personas deben estar motivadas; el dinero, una vez llegado a cierto nivel, deja de ser un factor de motivación. Sin embargo, tal cual nos muestra la Pirámide de Maslow es necesario cubrir nuestras necesidades básicas, para poder sentirnos cómodos. Las necesidades que corresponden al primer nivel de la pirámide se pueden cubrir con dinero, especialmente lo relativo a la alimentación, e inclusive puede ayudar en menor grado a cubrir las del siguiente nivel, sin embargo, hasta ahí llega su poder, por lo cual todo individuo necesita algo más que el dinero.

Segundo, el tema de la vocación no es un problema específico de la educación, al menos de acuerdo a mis observaciones, hay demasiada gente realizando un trabajo el cual no le gusta. Y al decir “no le gusta” no me refiero a que lo odie, sino que simple y sencillamente, no hace un esfuerzo por ir más allá. Cuando estoy realizando una actividad que me gusta, le pongo empeño y cuando se me termina el tiempo que tenía designado (o bien, alguien o algo me dice que es tiempo de terminar) todavía siento las ganas de continuar haciéndolo. Obviamente de cualquier manera se llega a un punto de saciedad, de otra forma más bien parecería una adicción. Sin embargo, cuando estoy realizando una actividad que no me gusta, por más que sea responsable y tenga un fuerte sentido del deber, lo que naturalmente sucede es que termino la actividad, y paso a la siguiente, generalmente sin mirar atrás.

Tercero, medir el empeño sincero que alguien pone en una tarea, es prácticamente imposible, al menos en la actualidad con las herramientas y recursos que tenemos a nuestra disposición. Es necesario ver a alguien desempeñando la tarea para poder observar dicho empeño. Existen tests psicométricos, de personalidad y otros tantos, que para mí son el equivalente de preguntarle a un arquitecto cómo haría un edificio para evaluar su desempeño, sin revisar su trabajo previo o sus diseños. Podemos engañarnos a nosotros mismos diciendo que es una técnica perfectamente válida y si bien nos podrá dar alguna información básica sobre la competencia de dicha persona, perdemos el panorama completo. SIMPLEMENTE NO FUNCIONA.

  •  ¿Cómo podemos proporcionar educación útil?

Esta pregunta es, a mi parecer, todavía más compleja, dado que, aún teniendo la vocación y las mejores de las intenciones, con un maestro particular, este puede dirigir a sus alumnos por caminos equivocados e “inútiles”. Claro que, de toda situación podemos aprender algo, como menciona Randy Pausch en su Libro “La Última Lección”*: “La experiencia es aquello que obtenemos cuando no obtenemos lo que queríamos”. Sin embargo, el qué es lo que más aporta para encontrar y alcanzar nuestro Elemento, varía de persona a persona, lo cual hace que la tarea sea mucho más complicada. Hay que prestar atención a un individuo para poder determinar cuándo se encuentra en su Elemento. Con todos los distractores que tenemos en nuestra sociedad actual, la atención es un recurso raro y preciado, que muchas personas no dedican ni a sí mismas.

Ahora, vayamos a la pregunta compuesta:

¿Cómo podemos proporcionar educación útil y personalizada a nuestros niños y jóvenes, impartida por personas con vocación?

1) Sí, se necesitan más personas dedicadas a la enseñanza y modificación de la infraestructura.
2) A estas personas les debe importar realmente su trabajo y saber que trabajan con personas.
3) Los maestros deben estar suficientemente remunerados y respetados para que puedan, por lo menos cubrir sin grandes problemas los primeros 4 niveles de la pirámide de Maslow.
4) Se debe dejar de lado la falsa seguridad que ofrece el obtener una plaza, ya que esta seguridad conlleva el riesgo de que las personas que no estén motivadas apropiadamente, no hagan nada por mejorar.
5) Se debe reformar los planes de estudio. Las matemáticas no son el fuerte de todo mundo, así como puede que la escultura tampoco lo sea, ni la programación, la literatura, contabilidad, etc. No podemos continuar tratando de cortar a todo mundo a partir de la misma tela y esperar que todos sean miembros productivos, eficientes y felices de la sociedad.

En este último punto específicamente tengo una idea, un tanto general:

Eliminar las evaluación de las asignaturas desde la primaria hasta la secundaria, así como también diversificar las asignaturas impartidas. No me parece una buena estrategia enfocarse a las materias que tienen que ver con solamente un hemisferio del cerebro, para que luego, cuando los estudiantes se gradúan de la Universidad, nos quejemos que no tienen creatividad. Además, el hecho de evaluar a los alumnos a esas edades, genera una cultura dañina para el descubrimiento, el raciocinio, la originalidad y la creatividad. En pocas palabras, es necesario un cambio FUNDAMENTAL, no solamente en los temas vistos en el programa de estudios de las asignaturas, sino la diversidad de las mismas, en que momento los alumnos toman dichas asignaturas, los métodos de impartición de los conocimientos de tal forma que estimulen el pensar, tanto de forma racional y de forma creativa. No todos pueden seguir el mismo camino, la educación, para alcanzar el verdadero propósito, no puede tratarse como si fuera una línea de producción.

Uno de los principales obstáculos con esta aproximación es que tardaríamos años en ver los frutos obtenidos, motivo por el cual la fe en dicha filosofía puede decaer o ser bastante difícil de levantar.

Otro obstáculo es el hecho de que, la mayoría de las personas, al ser producto del sistema educativo “en línea de producción”, han aceptado eso como la normalidad, o no pueden ver los defectos que este sistema tiene. Por lo tanto, al menos en un inicio, se presentaría una fuerte oposición a esta filosofía, por lo cual el cambio puede tomar mucho tiempo y habría que empezar en pequeño, no de golpe.

A pesar de todos los otros obstáculos que por el momento no distingo y los problemas que se puedan presentar, pienso que si implementamos un sistema que permita a los niños y jóvenes encontrar y desarrollar su verdadero potencial, es decir, su Elemento, podemos aspirar a ser una sociedad preparada para enfrentar los problemas futuros.

*The Last Lecture, muy recomendado, además, está el video en youtube de su conferencia titulada de igual manera.

El Sistema Educativo, Tú y Tu Elemento – Parte 1

Para los que me conocen ya desde hace tiempo, no es un secreto que en algún momento de mi vida fui un “cerebrito”, de hecho, mi apodo desde 4to de primaria hasta 3ro de secundaria fue Cerebro. En aquellos momentos, ese apodo no era en vano ya que tenía cierta aptitud para las matemáticas y otras materias que involucraban el cálculo aritmético, la razón, la lógica, habilidad lingüística y la memorización. Esto me ayudó a obtener buenas calificaciones durante ese período, ya que el sistema educativo premia la aptitud precisamente en esas áreas. En cuanto a otras materias, no había (ni hay en la actualidad) muchas que involucraran otro tipo de aptitudes, salvo “Educación Artística” es decir, Música, y “Educación Física”, deportes, en otra palabra. Para la música tenía al menos algo de aptitud, podía llevar los ritmos, compases e inclusive estuve en el coro de la escuela, pero los deportes era otra historia. Aunque no era un completo inepto, definitivamente sí me encontraba por debajo de la aptitud promedio de mi clase. De alguna manera, me decía a mí mismo que no importaba, ya que lo importante era el pensar, y eso era lo que aparentemente se me daba bien. Por varios años ese fue mi pensar, además, como estudiaba en colegio privado, gracias a una beca que gestionaron mis papás, me decía a mí mismo que llegaría más lejos que mis compañeros “riquillos” a los que esa posición financiera les había caído del cielo. Pensamiento de pobre, yo lo sé, o al menos es lo que Robert Kiyosaki plasma en su popular libro “Padre Rico, Padre Pobre” (muy recomendado por cierto). Mi punto aquí es: un niño de unos 10 – 12 años, como era yo, puede pensar que la clave del éxito en la vida es obtener buenas calificaciones, al final de cuentas vemos que a los niños los premian y reconocen si obtienen un buen promedio, mientras que a los niños que reprueban, los castigan y regañan.

Esto refleja el pensar de la sociedad, en donde valoramos altamente las aptitudes académicas, y por ello podemos pensar que son la clave del éxito, si no tenemos cuidado, podemos despertar a una realidad muy diferente. Por el contrario, en la sociedad es generalmente aceptado que alguien que se dedica más a los procesos artísticos, llevará una vida de pobreza y lucha por la supervivencia.

Me permitiré desviarme un momento de mi punto principal para la siguiente reflexión: ¿Realmente es tan importante el dinero como para pasar buena parte de nuestras vidas preocupados por él, e inclusive buscando obtener más? ¿Es tan importante buscar la seguridad financiera y laboral, que para la mayoría de las personas no les genera felicidad verdadera, solamente para poder disfrutar de un retiro a los 60 – 65 años, aparentemente apacible y sin preocupaciones? Me parece curioso que muchas veces no tenemos la paciencia para esperar los últimos 5 segundos para recalentar nuestra comida en el microondas, sin embargo estamos dispuestos a esperar alrededor de 40 años por algo que puede inclusive no llegar. El Dr. Charles Richards en su libro “La Psicología de la Riqueza” expone que, el significado del concepto de riqueza puede variar de persona a persona, no es algo que tenga un significado universal. ¿Por qué entonces inculcamos en nuestra juventud la idea de que el dinero resolverá sus problemas? Charles Richards tiene algo que decir al respecto: “El dinero soluciona problemas de dinero”, ese es todo su poder, sin embargo le otorgamos una inmensa autoridad sobre nuestros estados de ánimo.

Es en principio nuestro intento de definir universalmente la riqueza y sus beneficios, que distorsiona nuestras prioridades. Recordemos que no hay ninguna métrica que sirva para juzgar el verdadero valor de una persona. Es hasta que nos damos cuenta de este hecho que empezaremos a buscar lo que es la verdadera riqueza para nosotros y a trabajar por ella.

Ahora, volviendo al punto, el aprendizaje en las escuelas de educación formal, como hemos visto, deja a los alumnos con poca preparación real para enfrentarse a situaciones de la vida, ya sea en el ámbito personal o en el laboral. No es hasta que realizamos algún tipo de prácticas profesionales que entramos en contacto con el verdadero panorama que nos espera al graduarnos de la universidad. Y esto no es lo peor, ¿cuántos de nosotros al comenzar a trabajar no sabíamos a que se referían con “sueldo bruto”?, o ¿qué carajos es el ISR y otras retenciones? ¿por qué me están pagando menos de ese número que veo en mi contrato?, más aún ¿qué tipo de financiamiento me conviene más al comprar una casa, un auto? todas estas son preguntas que la mayoría nos hacemos, de las cuáles nunca nadie nos habló, y luego nos dicen que “la educación es preparación para la vida”, pero al vivirla vemos que nos han mentido a la cara, ya que lo más probable es que jamás en la vida vuelva a tener que utilizar métodos de derivación e integración, por poner un ejemplo. Yo en lo personal, en los 9 años desde que obtuve mi título, no he necesitado buena parte de los conocimientos que se me impartieron cuando estaba en la universidad. Obviamente, el saber si los voy a necesitar o no, es prácticamente imposible, sin embargo, otros conocimientos son de necesidad común, y se espera que esos los aprendamos por cuenta propia.

Pero por poner un ejemplo, en el caso de las ingenierías, ¿qué hay acerca de ayudar a generar en el estudiante el razonamiento, el pensamiento lógico y científico?, se supone que ese es el propósito ¿no? Sí, se supone que ese es el propósito, ahora, ¿realmente se alcanza? inclusive dentro del grupo de personas que ya pasamos por todas las pruebas y que concluimos exitosamente, ¿podemos decir que ese propósito se alcanzó? No en todos los casos, y aunque se haya alcanzado existen muchas personas por ahí haciendo un trabajo que detestan, lo que en muchas ocasiones conlleva a realizar un trabajo de menor calidad.

Mi premisa es: ¿cómo podemos hacer para educar a nuestros jóvenes a encontrar aquello que les apasiona y guiarlos por ese camino en lugar de tratar de estandarizar todo y a todos?, ¿cómo podemos ayudar a las personas a encontrar su “Elemento”, tal cual nos presenta el concepto Ken Robinson en su libro “El Elemento, descubrir tu pasión lo cambia todo”?

Sé que la educación formal, tiene sus raíces en entrenar de forma estandarizada a las personas, removiendo del panorama su individualidad, sin embargo, si como sociedad deseamos evadir el paisaje sombrío de una distopía como nos muestra George Orwell en su aclamado libro “1984”, tenemos que, en primer lugar, reconocer el problema: queremos medir a todos de la misma forma en aras de la igualdad y la justicia, siendo que todos, nos hemos definido por una cantidad incontable de variadas experiencias y entornos, dando como resultado una combinación única que nos hace ser las personas que somos, es decir, nuestra individualidad. Es por este motivo que necesitamos reconocer dicha individualidad y encaminar a las personas a encontrar los medios y factores que harán que sean lo más felices y productivas que pueden ser. De esta manera, encontrando nuestro elemento, podemos aspirar a un mejor futuro.

Costumbre, Conformismo y el Statu Quo

Los hábitos de una persona la definen a un nivel profundo, tanto así que los llegamos a realizar mecánicamente, como por reflejo. Las costumbres son un poco distintas ya que aplicamos un poco de consciencia a ellas. Una similitud entre los hábitos y las costumbres es que los hay tanto positivos como negativos y tenemos un ancho de banda finito, es decir, solo tenemos una cantidad limitada de tiempo para dedicarle a estos buenos o malos hábitos y costumbres, lo cual da como resultado que si llenamos la mayor parte de nuestro tiempo de buenos hábitos no tendremos mucho tiempo para los malos. Hasta aquí nada nuevo. El detalle es que nuestros hábitos y costumbres nos pueden llevar a un estado de conformismo en el cual vemos la gran mayoría de los cambios como innecesarios ya que nos encontramos “bien”.

A esta condición o estado en que nos encontramos suficientemente cómodo se le conoce como statu quo.

Definición: El statu quo es el estado o la situación de algo en un cierto momento. Por lo general se considera el statu quo como un equilibrio o una armonía: por eso, cuando se altera el statu quo, existe un estado de agitación o conmoción.

En otras palabras, alterar el statu quo es “alborotar el gallinero”.

¿Acaso está mal buscar estabilidad y comodidad?

Para algunos aspectos de nuestra vida, no está tan mal, inclusive puede ser bueno, como por ejemplo en cuanto a lo emocional (relación de pareja), finanzas, laboral.

El principal problema se presenta cuando esta comodidad nos genera la falta de deseo de mejora y nos lleva a preguntarnos “¿para qué hago eso, si así estoy bien?”, en ese momento estamos tomando la decisión, relativamente consciente de no solamente dejar de arriesgarnos o esforzarnos para mejorar, sino que dejamos de ejercitar nuestra mente a cosas nuevas, enfrentarla a nuevos retor y aprendizajes, además, cuando lo aplicamos a nuestra industria del software, por la velocidad de la misma, esto implica prácticamente que estamos decidiendo ser peores.

Claro, por algo está el dicho “el que mucho abarca, poco aprieta” (el equivalente en inglés sería “jack of all trades, master of none”) y tampoco se trata de perder enfoque, pero por ejemplo, ahora que está cercano el lanzamiento de ASP.NET Core es prácticamente mi deber ver de que se trata a detalle, cambios respecto al MVC tradicional, fortalezas, debilidades, oportunidades que se abren a partir de esto y ver que le depara el futuro a esta tecnología, ya que mi trabajo actual es con ASP.NET MVC 4 y de esta manera puedo expandir mis habilidades y conocimientos en un área en la cual me involucro día con día.

Aún así me quedaría bastante por hacer, ya que no me he metido bien a bien a la programación funcional, NoSQL y otros lenguajes que me interesan como Ruby y Python, así como sus frameworks más populares para desarrollo web: Rails y Django. Además tengo otros intereses no técnicos como aprender unos cuantos idiomas más, entre ellos el Francés, Alemán, Portugués, Italiano y Japonés. Por supuesto para lograr todo esto debo dejar de procrastinar.

Es mi opinión que estos defectos humanos (procrastinación, decidia, conformismo, flojera) son los principales responsables de impedir nuestro crecimiento, tanto personal como profesional. Es por esto que debemos combatirlos y que mejor que hacerlo realizando las actividades que más nos gustan hacer. Recordando la sabia advertencia de los anuncios de bebidas: Evita el exceso.

La Procrastinación

Nuestra querida amiga, para muchos inseparable, la procrastinación… la conocemos y convivimos con ella día a día. Muchas personas niegan el encontrarse en esta situación, es que ellos “priorizan” o “no tienen tiempo” según dicen, aunque la realidad es otra.

Dato curioso, para escribir esta entrada, tardé alrededor de 2 años y medio, ya que no había ninguna consecuencia negativa por dejarlo para después, ni tampoco recompensa percibida por llevar a cabo la tarea justo en el momento. En otras palabras “no tenía tiempo”.

Generalmente lo que queremos decir con “no tengo tiempo” realmente es: “no quiero quitarle tiempo a otras cosas o apresurarme a hacerlas para poder hacer esta otra”. Lo mismo sucede cuando decimos que “no es prioridad”, en este caso lo que en realidad pensamos y sentimos es que no queremos darle una prioridad suficientemente alta como para finalmente ejecutar dicha tarea.

Mi suposición aquí es que mientras no tengamos un sentido de urgencia relacionado a la tarea, no la llevamos a cabo, motivo por el cual posponemos hasta que ya no podemos porponer más sin afrontar consecuencias. En muchas ocasiones aunque logremos realizar la tarea a tiempo, la calidad con la que la llevamos a cabo se ve impactada negativamente. Esto es obvio para cualquiera, sin embargo quienes tenemos este comportamiento generalmente continuamos haciéndolo.

La pregunta es: ¿porqué?

La respuesta, desde mi punto de vista, es bastante sencilla: gratificación instantánea (es decir, lo contrario a la gratificación aplazada).

Preferimos estar disfrutando 5 minutos más en este momento y sufrir durante 10 minutos más tarde, que sufrir 5 minutos ahora para disfrutar esos 10 minutos después. Mal entendemos frases como “vive el momento” y “Carpe Diem” y ahí obtenemos ideologías como #YOLO (You Only Live Once) de la cultura popular moderna, que aunque puede enfocarse también positivamente, generalmente se usa antes de hacer algo demasiado arriesgado o estúpido.

Necesitamos obtener disciplina y búsqueda del logro, establecernos limitaciones del placer o disfrute y trabajar por nuestras metas al largo plazo, ya que es imposible alcanzar todos nuestros sueños y objetivos en un solo día. Un ejemplo común es el bajar de peso. Muchas personas compran aparatos y píldoras con tal de no realizar el esfuerzo del ejercicio y seguir comiendo lo que comen, sin embargo, si tan solo dedicaran 20 minutos al día a trotar y cuidaran su alimentación, mejoraría mucho su apariencia y su salud (aumentando así su IFP – Índice de Factores Personales).

Obviamente no propongo que debamos hacer de todo, todo el tiempo, sin embargo si logramos dejar de procrastinar seguramente alcanzaremos más de nuestras metas, objetivos y sueños.

La pregunta que surge de esto y a lo que quería llegar es: ¿cómo puedo dejar de procrastinar?.

La respuesta: de forma similar a como comencé, hábitos.

La procrastinación generalmente comienza dejando de lado una tarea por un gusto, de esta forma iniciamos un hábito y cada vez que procrastinamos reforzamos este mal hábito. Así pues, necesitamos crear hábitos anti-procrastinación, para esto podemos empezar con algo sencillo, por ejemplo:

Levantarme de la cama a la misma hora, TODOS LOS DIAS.
Al levantarme inmediatamente tender la cama.
Cepillarme los dientes al levantarme.
Hacer 5 minutos de ejercicio al levantarme.

Los ejemplos que pongo son al levantarse ya que es cuando buena parte de las personas dejamos pasar tiempo y nos sentimos somnolientos, pero puede ser un pequeño buen hábito cualquiera, a cualquier hora del día. Sea cual sea, hazlo diario, no existen fines de semana, vacaciones o días de descanso para tu hábito.

Fórzate a adquirir ese hábito por 60 días. SOLO ESE HÁBITO. Después de entre 30 y 60 días ya lo habrás afianzado y puedes adquirir uno nuevo. Transcurrido 1 año habrás adquirido mucha mayor disciplina y seguramente tus buenos hábitos habrán desplazado algunos malos, entonces será el tiempo perfecto para hacer esfuerzo conscientes contra la procrastinación.

Lector al azar: Estimado Emmanuel, vine a tu blog pensando que hablarías de temas de programación y me sales con un post sobre la procrastinación… ¿no era el título del blog LA VIDA DE UN PROGRAMADOR?, ¿qué rayos tiene que ver la procrastinación con la programación?

Estimado lector, pequeño saltamontes, querido padawan… buena pregunta. Existe una pequeña cosita llamada Deuda Técnica, que es básicamente similar, aunque si bien esta no es en el 100% de los casos debido a la procrastinación, si tiene efectos similares en los proyectos de software, siendo esta una de las razones por las cuales los proyectos de software no finalizan exitosamente.

Debido a las causas raíces que originan la deuda técnica, también podemos reducirla a través de hábitos positivos:

  • Se honesto respecto al trabajo que puedes lograr y lo que necesitas para hacerlo.
  • Mantente en constante capacitación y aprendizaje, siempre va a existir oportunidad de mejora en lo que ya sabes hacer y siempre existirán también cosas que desconoces.
  • Nunca te comprometas a realizar trabajo que sabes que no puedes llevar a cabo, especifica tus necesidades no cubiertas.
  • Realiza un trabajo de calidad escalable, mantenible y bien planeado.
  • Conoce a profundidad tus herramientas y sácales el mayor provecho, aprende atajos de teclas para acciones comunes.
  • Se humilde y pide ayuda cuando la necesites, pero se autónomo y primero trata de buscar la solución por ti mismo.
  • Se paciente, este ámbito casi no tiene lugar para desesperados, a veces el error con la solución tan sencilla que no vemos, pone a prueba nuestra resiliencia mental.
  • Procura cambiar de contexto antes de volver a intentar resolver un problema.

Si bien algunas de estas recomendaciones no se pueden convertir en hábitos enteramente por mecanicidad y requieren no solamente de disciplina sino también de voluntad, estos hábitos incrementarán la calidad de tu trabajo, tu expertís y tu confianza en tus habilidades.

Mi Teoría de los 3 Factores

En mis cortos años sobre esta tierra he conocido a unas cuantas personas y aunque a muchas de ellas no las he conocido profundamente, a varias las conocí lo suficiente como para llegar a algunas conclusiones:

  • Las personas que perciben tener más ventajas en esta vida, tienen gran potencial de volverse déspotas.
  • Nadie es 100% bueno, todos tenemos un aspecto oscuro de nuestra personalidad.
  • En contraste, nadie es 100% malo, todos tenemos un aspecto bueno de nuestra personalidad.
  • Todos tenemos un familiar o conocido tan opuesto a lo que somos o representamos que otras personas no pueden explicarse la relación.
  • Cuando nos damos cuenta de un defecto, generalmente tratamos de compensarlo, ya sea consciente o inconscientemente.

De esta forma y tomando algunos clichés o prejuicios conocidos así como también buscando explicación a los casos en que no se cumplen, es que he comenzado a formular lo que denomino “La teoría de los 3 factores personales y los factores complementarios”.

Esto es básicamente un intento de explicación un poco más formal (pero sin llegar a ser algo serio) de las características de las personas.

Como se menciona, son 3 factores personales, los cuales son:

Belleza Física
Inteligencia
Modo o Personalidad

En este caso por inteligencia nos referimos a la percepción o definición común de inteligencia, dejando de lado la inteligencia emocional y conceptos similares. En el caso de belleza física se dejan de lado cuestiones causadas por accidentes. Se entiende también que el único factor que no requiere forzosamente un esfuerzo personal para cambiarlo es la belleza física ya que puede mejorarse la apariencia a través de cirugías.

Los 3 factores generalmente se encuentran balanceados de tal forma que es extremadamente raro encontrar una persona con gran belleza física, inteligencia y una personalidad encantadora, así como el polo opuesto.

Imaginemos que tenemos 200 puntos para repartir entre las 3 categorías, entonces tenemos que preguntarnos ¿cuáles son los valores máximos y mínimos que se pueden asignar a cada categoría? aunque trabajamos con una escala de 0 a 100 para facilitar la interpretación a porcentajes, dejamos un rango trabajable de 10 a 90, guardando el resto del rango para casos excepcionales.

Siendo así, podríamos tener las siguientes personas:

Belleza: 70
Inteligencia: 50
Personalidad: 80

Belleza: 90
Inteligencia: 80
Personalidad: 30

Belleza: 70
Inteligencia: 40
Personalidad: 90

Distribuyendo en cada caso los 200 puntos

Como vemos mientras más se tenga en una característica, menos puntos quedan disponibles para las otras 2.

Ahora, ¿qué es lo que sucede cuando genuinamente tenemos un caso como el siguiente?:

Belleza: 83
Inteligencia: 82
Personalidad: 85

Sumando 250 puntos. O el siguiente:

Belleza: 50
Inteligencia: 70
Personalidad: 60

Sumando 180 puntos.

Ambos casos se presentan realmente y son excepciones a la idea original.

Es aquí donde entran lo que denomino factores complementarios, que pueden ser varios pero identifico 3 principales:

Estabilidad Emocional
Círculos Personales Agradables
Situación Económica

Otro candidato a factor complementario puede ser la salud física.

La escala permanece igual, así como la cantidad de puntos disponibles, si se introdujeran otros factores complementarios se mantendría la relación de la siguiente manera:

P = (2/3)n

donde:

P = puntos disponibles
n = cantidad de factores complementarios

Lo que mantiene una saludable relación entre los factores

Estos factores terminan balanceándose con los factores primarios mencionados anteriormente de tal forma que hay 200 + (2/3)n puntos disponibles para distribuir entre los n + 3 factores totales.

Obviamente todo esto es meramente empírico y no tiene ningún tipo de fundamento científico, además para evaluar a una persona en todos sus factores nos basamos enteramente en observaciones propias, lo cual convierte al proceso en algo subjetivo. Aún así creo que sería interesante y divertido pulir un modelo para la evaluación de las personas, con posibles aplicaciones en el matchmaking de personas, como en los sitios de citas. Utilizando tecnología de reconocimiento facial, interactuando con perfiles y contenido de plataformas sociales y una versión pulida y más formal de un modelo como éste, pudieran tenerse avances interesante en el campo mencionado.

Por supuesto, no hay nada que pueda reemplazar la interacción persona – persona así que cualquier implementación de un modelo como este tendría que hacerse con cuidado para evitar disminuir dichas interacciones.

Me gustaría escuchar/leer comentarios, opiniones, modificaciones y añadiduras al respecto.

También me interesaría generar un algoritmo para matchmaking, basado en ratings con posibilidad de vetar match en base a condiciones y asignando peso a factores.

No solo eso, sino también encontrar la manera de evaluar dichos factores basándose en hechos (especialmente lo que es menos subjetivo como situación económica o inteligencia a través del coeficiente intelectual).

En un futuro no muy lejano generaré una pequeña aplicación propuesta a manera de prueba de concepto como primera iteración. Hay tarea por hacer…

Universidad vs Empresas Privadas

Recientemente estuve trabajando en una pequeña universidad, en la cual laboré por cerca de 2 años, combinado con los 5 años y medio de experiencia laboral y mis años de estudiante de ingeniería, he obtenido una perspectiva más completa sobre la relación entre el proceso educativo a nivel superior y el mundo profesional.

Para empezar existe un desencompasamiento más o menos notorio, dependiendo de la propia empresa, ya que generalmente las instituciones educativas se ven empantanadas en burocracia que se percibe como innecesaria en las empresas privadas. No hay que equivocarse, las empresas privadas pueden verse atrapadas por esa misma burocracia, sin embargo, ya que en las instituciones públicas se tiene la percepción de que es casi imposible ser despedido, existe un factor menos que incentive a los empleados a, por lo menos, cumplir correctamente con sus deberes. Además, ya que en las empresas privadas se está muy consciente que “el tiempo es oro”, se tiende a tener un mayor sentido de urgencia.

Otro factor que considero tiene peso, es la felicidad de los empleados. En varios estados del país una persona laborando en una institución pública puede ganar un sueldo comparable a lo que un profesional puede ganar en una empresa privada, dependiendo del puesto, y aunque el salario no es la bala de plata en cuanto a combatir la apatía, insatisfacción e infelicidad respecta, en otros estados en que un profesional con experiencia gana entre 3 a 5 veces más que un empleado de una institución pública, sí se nota una diferencia.

Ahora bien, en las instituciones públicas de educación superior este factor puede no aplicar de forma tan directa, ya que para ingresar a la institución se tienen que cubrir varios de los mismos requisitos, siendo de los más importantes el tener título y cédula profesional.

¿Qué es lo que generalmente propician estos factores ya mencionados?

Respuesta: Decremento en la calidad, falta de deseo genuino por mejorar y una falta de decisión que se traduce en inacción, lo cual a su vez genera aletargamiento.

En este caso, considero que la falta de deseo genuino de mejora es el factor más letal, ya que acarrea una serie de problemas importantes reflejados en preguntas o aseveraciones tales como: “¿Para qué lo hago, si no me van a pagar extra?”, ¿para qué dejas tantas tareas y trabajos, de todas formas ni los vas a revisar” o “déjales un trabajo y con eso los evalúas”.

Si bien la tentación de trabajar menos de lo necesario por la misma paga es grande y se presenta tanto en el sector público como el privado, las repercusiones en el sector público generalmente son menores, lo cual promueve ese sentimiento de invulnerabilidad al despido.

Mi experiencia como docente me ha dejado algo en claro: el camino de la enseñanza, cuando se toma seriamente, con interés y vocación, requiere trabajo árduo. Claro, con el tiempo vas aprendiendo estrategias y técnicas para alcanzar los mismos o mayores resultados con menos esfuerzo, pero nunca se convierte en algo demasiado sencillo.

Otra importante lección aprendida en este período: es bastante fácil desconectarte del mundo profesional y estancarte. Es necesario invertir parte de tu tiempo libre a actualizarte, especialmente en campos que se encuentran en constante cambio. Precisamente en esos campos, los programas educativos tienden a estar terriblemente desactualizados, cubriendo temas que ya no son relevantes o dejando fuera otros que son de gran importancia para el sector privado actual.

Además, la meritocracia parece estar siendo empujada hacia la extinción en el sector público, esto ocasionado en buena parte por la restricción de recursos, situación en la que en ocasiones se encuentran las instituciones. ¿A qué me refiero ccon esto? a que muchas veces e asignan las personas equivocadas a las tareas por falta de opciones y, a veces también, porque esa persona equivocada tiene mayor antigüedad y por lo tanto mayor prioridad. Aunque esto llega a pasar también en el sector privado, ocurre con mucha menor frecuencia.

Obviamente no todo es miel sobre hojuelas en el sector privado. Para empezar, aunque ames tu trabajo, la realidad es que estás vendiendo algo: tu tiempo. Se lo vendes a los dueños de la empresa para que ellos puedan alcanzar grandes sueños y objetivos, mientras tú luchas para alcanzar sueños y objetivos pequeños. No estoy diciendo que esté mal, lo que digo es que debmos ampliar nuestros anhelos y aspiraciones.

Una cosa que, en mi opinión, es bastante valiosa del trabajo en el sector educativo y que difícilmente se puede lgorar en el ámbito privado es el impacto personal y social de tu trabajo, ya que tienes la oportunidad de tocar y mejorar la vida de los estudiantes y por ende, de sus familias y comunidades.

Otro factor diferenciador entre el trabajo en las instituciones educativas y el trabajo en el sector privado es la cantidad de días de descanso. En este punto en particular todavía no decido claramente lo que me parece mejor, porque aunque no conozco a nadie a quien no le gusten los períodos vacacionales más largos
(incluyéndome), el tener pocas vacaciones hace que intentes sacarles el mayor provecho y enfocarte a lo que en realidad quieres. Ahora bien, también se da el caso de que te encuentres tan agotado de todo un año de labores que te dedicas enteramente a descansar.

El problema que se detecta en las empresas es que los recién graduados generalmente carecen de las competencias necesarias para desempeñar sus labores y en muchas otras ocasiones también carecen del conocimiento técnico. Independientemente de los factores mencionados con anterioridad que disminuyen la calidad, hay otros problemas que contribuyen a esta situación. Algunos de esos problemas están muy arraigados y debemos atacarlos como sociedad, por ejemplo, la cultura del “nomás tantito”, “la última y nos vamos” y la procrastinación en general. Otros pertenecen a las escuelas y ámbitos familiares, como el aprendizaje y formación de habilidades basicas como son la lectura y escritura. Finalmente, las empresas también tienen parte de culpa, ya que fallan al involucrarse con las instituciones de educación superior y poder así transmitir adecuadamente sus necesidades y expectativas.

En mi opinión, necesitan invertir más en el fomento y entrenamiento de talento joven, aún con el riesgo de que ese talento elija trabajar para sus competidores. Ferias de proyectos, conferencias, visitas guiadas a la empresa, proyectos de inversión e innovación, cosas como pasantías en períodos vacacionales, todo de tal manera que los estudiantes puedan experimentar de primera mano los requerimientos y exigencias de las empresas. En este aspecto el apoyo de las universidades sería imprescindible para poder motivar o, en su defecto, forzar a participar a los estudiantes con cierto avance. Y uno de los problemas principales radica en esto último, el tener que recurrir a la coerción para que las personas hagan algo por su propio beneficio, inicialmente porque es difícil dimensionar el impacto de algo que no conocemos, pero principalmente porque la inacción en este apartado es generalmente resultado de la apatía y la flojera.

Aún así, estos dos defectos no son la enfermedad, sino el síntoma, ya que una situación que sucede my a menudo es que no estamos dispuestos a desempeñar tareas que no tienen una gratificación visible o la tienen pero a muy largo plazo.

Necesitamos atacar las situaciones que generan estos problemas, pero necesitamos hacerlo como sociedad, ya que requerimos tener una educación integral para poder resolver los problemas del mañana y para ello se necesita invertirle más a los jóvenes. Pero no solamente los padres, escuelas, empresas y gobierno deben invertir en ellos… sino los jóvenes mismos.

La Importancia de un Dueño de Producto

Independencia: aquello que todos deseamos y nadie tiene permanentemente, ya sea financiera o laboral, muchas veces es difícil conseguirla. Si alguna vez has tenido un trabajo en el cual tengas amplias libertades, como definir el diseño de la base de datos o de la interfaz gráfica, decidir los métodos, prácticas y tecnologías a aplicar, lo más probable es que hayas trabajado como freelancer o en un equipo muy pequeño de personas o inclusive, solo. Las empresas grandes tienden a tener ya establecido una metodología de trabajo y son un tanto rígidas en su proceder, como ejemplo, Microsoft que apenas hasta hace relativamente poco anunció su reorganización (ya veremos cómo, si es que, funciona  ese asunto).

 

Independientemente del tamaño de una organización, para poder avanzar en un proyecto debe existir en el grupo de personas involucradas alguien que pueda responder preguntas, principalmente el qué y el cómo (¿qué se va a mostrar?, ¿qué campos se van a incluir en el reporte?, ¿cómo se van a calcular índices, tasaciones, etc?), ese alguien debe estar en contacto directo con el cliente y los desarrolladores, debe servir de puente en la comunicación.

 

En Scrum, esta persona es el dueño de producto, aunque no es necesario usar prácticas ágiles para tener una persona con deberes similares (exceptuando aquellos que son muy específicos como mantener el backlog y demás). Sin embargo, creo que cualquier persona que dirija de principio a fin los aspectos cliente – desarrollador e invierta buena parte de su energía y tiempo en un proyecto puede denominarse como Dueño de Producto.
La comunicación es rara vez algo que se menciona cuando se estudia programación o, formalmente, una carrera cuyo enfoque principal sean los aspectos del software, quizá porque se cree que la mayor parte de la comunicación se da entre desarrollador y computadora. Dependiendo de nuestro ambiente de trabajo, tipo de proyecto y nuestra propia definición de comunicación, podemos considerar cierto o no, pero la realidad es que la comunicación más relevante proviene de las personas (o al menos así debería ser).

¿Ciencia, Ingeniería, Arte u Oficio?

Publicado originalmente el 30 de Junio de 2013 en emmanuelml.blogspot.mx
Los métodos de programación han ido evolucionando con el tiempo, recuerdo cuando escuchaba hablar bastante del método en cascada, UML y herramientas CASE. En su tiempo cada una de ellas fueron “la onda” y hoy en día lo popular son el método Ágil y SCRUM, que realmente son formas de ajuste y tienen más que ver con lo que se adapte a las situaciones y requerimientos, que un método rígido a seguir.

La evolución de los métodos de desarrollo de software y mi propia experiencia me llevan a concluir que la programación no es en realidad una ciencia, al menos no el tipo de programación que vemos abundantemente en el mundo empresarial o comercial, ya que no hay reglas ni métodos infalibles.
Ciertamente la programación, que es buena parte de ciertas carreras como sistemas, computación o informática, tampoco se parece a áreas de otras ingenierías, que se basan en reglas y métodos estrictos y bien definidos. En la programación tenemos “mejores prácticas” (que en ocasiones debatiría si realmente son mejores) y recomendaciones, rara vez alguna regla o práctica llega a seguirse por más de un par de años, si acaso. Es un mundo en constante movimiento y aprendizaje, siendo un área relativamente joven del conocimiento, que carece de las propiedades de otras más maduras y mejor establecidas.

La programación, desde mi punto de vista, se asemeja más a un arte o un oficio, especialmente cuando se diseña algo, ya sea una clase, control o similares, ya que cada situación y su conjunto de requerimientos varía y hay que tomar varias consideraciones que son muy específicas para el problema a la mano, además nada puede reemplazar la experiencia de una persona, pues para encontrar la mejor solución, dicha persona encargada de diseñar la solución muchas veces necesita analizar los requerimientos de acuerdo a su mejor juicio e involucrar alguna corazonada. Además, hay tantas formas de lograr algo que cada proyecto tiene el toque personal de los individuos involucrados en él.

 

La única similitud que veo entre los ingenieros en sistemas, et, al. y los demás ingenieros es que tomamos una cantidad similar de clases del área fisico-matemáticas. Dejemos de engañarnos a nosotros mismos y a los demás diciendo que somos ingenieros, la realidad es que somos artistas.

 

!Está Viva! (Una Mañana de Navidad)

Publicado originalmente el 25 de Junio de 2013 en emmanuelml.blogspot.mx
Por meses, mi laptop personal estuvo arrinconada, solamente guardando polvo, pero debido a que tengo otra por parte del trabajo, no me hacía tanta falta realmente.

 

El Lunes de la semana pasada me estaba enfadando de todos los problemas que tenía al tratar de crear una máquina virtual con Windows 8 (usé Virtual Box primero y tras varios intentos cambié a VMware aunque solamente hubo una ligera mejoría). En ese punto estaba así |-| de cerca de salir a comprarme una laptop nueva con e instalarle Windows 8. Luego pensé en que sería una pena dejar que mi otra laptop simplemente muriera en un rincón y sin ningún uso, además ya que pronto estaré volviendo a México, pensé en que pasar tres laptops, junto con mis demás electrónicos, no iba a ser tarea fácil ya que quisiera evitar pagar impuestos.

 

Así que me propuse reparar mi laptop. Lo único que recordaba era que no podía arrancar, lo cual pude confirmar rápidamente, y que era una falla de hardware. Así que corrí algunas pruebas desde el BIOS, la memoria pasó exitosamente, no así el disco duro, que falló a medio camino. Muy bien, ahora sabía que era lo que necesitaba reemplazarse, así que comencé a buscar unidades de disco duro, quería que fuera una mejora y dado que el, ahora descompuesto, disco duro era de 500GB pensaba comprar uno de 1TB. Sin embargo, reflexionando sobre ello, mayor capacidad de almacenamiento no era mi principal interés, pues hoy en día eso no es realmente un problema, con tantas opciones de almacenamiento en línea, puedo guardar en otro lado archivos que no ocupo constantemente, además, puedo acceder a mi música por streaming (compro la mayoría de mi música en Amazon y cuando no, hay opciones como Spotify o YouTube) y tengo un disco duro externo de 1TB. Pensé entonces en comprar una unidad de estado sólido (Solid State Drive – SSD) y al final terminé comprando uno de 256GB y, ya que estaba comprando mejoras, compré también un módulo de RAM . Esto fue el Viernes pasado y desde que recibí un correo con el número de rastreo, estuve revisando cada varias horas y ayer, cada hora y media pues mi paquete se encontraba ya en el estado vecino del norte.

 

Dado que siempre que compro algo en línea establezco mi dirección del trabajo como la dirección de entrega, traje mi laptop a la oficina y esperé que llegara mi paquete. Cuando recibí un correo de las personas del cuarto de correo diciendo que tenía un paquete, me dejé lo que estaba haciendo y me dirigí hacia allá, recogí lo mío, lo traje de vuelta a mi escritorio y lo abrí… era hermoso… un pilar de luz descendió del cielo e iluminó mi tesoro. Era como si fuera la mañana de navidad.

 

Ya reemplacé tanto el disco duro como la memoria y mi laptop ya está casi lista para mis propósitos. Ahora me falta por recibir dos paquetes más con otros juguetes (1 Raspberry Pi, 1 Arduino, 2 tableros de circuitos –breadboards o protoboards-, cubiertas, cables, circuitos integrados y otros) pero éste era el más importante (y el más caro).

Es un buen día.