El Sistema Educativo, Tú y Tu Elemento – Parte 3

Como ya comentaba en la Parte 1  de este tema, existe un gran problema en nuestro sistema educativo: no nos permite encontrar nuestro elemento, de hecho, en muchas ocasiones es el mayor obstáculo. En la Parte 2 comentaba que aunque no tenía una idea clara de como resolver este problema desde su raíz, sí tenía ideas generales para aproximarse a la solución.

Curiosamente, justo unos días después de publicar aquél post, me topé con este video acerca del sistema educativo finlandés. Si no lo has visto, te recomiendo ampliamente lo veas y luego vuelvas, yo aquí te espero.

¿Listo? como verás, la idea de tratar de estandarizar exámenes, lidiar con montones de tarea y en general, dedicarle demasiado tiempo a las actividades exclusivamente académicas, no es el mejor camino para que los jóvenes puedan alcanzar su máximo potencial.

PERMITIRLES SER NIÑOS, DISFRUTAR DE LA VIDA. Es básicamente el secreto de la educación finlandesa, dejar que descubran por sí mismos, de tal forma que ellos deriven sus conclusiones y se enteren ellos mismos de qué es lo que les gusta, lo que capta su interés, en lugar de hacer que memoricen fórmulas, respuestas, acontecimientos. De nada sirve aprender para un examen si al terminar el curso no voy a recordar absolutamente nada.

Esto va muy ligado a encontrar nuestro elemento, puesto que mientras no lo encontremos, el interés que prestamos a las cosas va decayendo, sumergiéndonos en actividades que solamente sirven como placebos mientras deambulamos por la vida sintiendo que algo nos hace falta.

En nuestra sociedad, estamos demasiado influenciados actualmente para conseguir un buen empleo, de tal forma que puedas tener tu automóvil, una linda casa, una pareja atractiva, hijos excelentes y así una vez que llegues a la edad de retirarte, puedas por fin cosechar los frutos de tus esfuerzos… mientras tanto, a aguantar el tener que hacer “horas nalga” en una oficina o algún empleo que probablemente no nos apasione, en ocasiones inclusive lo llegamos a detestar y en otras tantas ni siquiera nos rete.

Hacemos demasiadas cosas por vivir de la manera que, aparentemente, todos desean vivir. Pero todo es una gran casa de espejos, ilusiones que al final de cuentas nos quiebran emocionalmente. A mi parecer, la mejor lección que podemos aprender es, en palabras de Paul McCartney, “vive y deja morir”.

En este aspecto, en más de alguna ocasión nos aferramos a algo que no es nuestro camino, algo que nos va a dejar en un lugar peor que las consecuencias de abandonarlo, todo porque hacemos caso de personas mediocres que no hacen más que envenenar nuestra mente. Me ha tocado tratar con estudiantes que claramente no tienen ni aptitud ni vocación para la carrera que “eligieron” estudiar, sin embargo siguen aferrados a ello y no de la buena manera. Como profesor, mi mayor falla fue no poder hacer llegar fuerte y claro este mensaje a mis estudiantes: No hagas las cosas por inercia, porque te dicen, porque otros piensan que es lo mejor para ti, hazlo porque te interesa, porque es un paso para lograr alguno de tus objetivos, porque te gusta.

“Lo peligroso no es tener metas grandes y no alcanzarlas, lo realmente peligroso es tener metas sumamente pequeñas y alcanzarlas”.

Los estudiantes no necesitan un profesor experto en fórmulas matemáticas, químicas o físicas o inclusive un mismísimo experto en artes, lo que necesitan son profesores que inspiren, que guíen y que dejen atrás sus prejuicios para propiciar un verdadero ambiente de aprendizaje.

Obviamente no sólo esto se necesita, también se requieren padres de familia que estén realmente involucrados en la educación de sus hijos desde el comienzo y que estén dispuestos a apoyar a sus hijos en sus decisiones, en lugar de obligarlos a estudiar una cierta carrera, en base al potencial económico de la misma.

Abandonar otras cosas en búsqueda de nuestro elemento no significa abandonar la riqueza, si entendemos que la riqueza tiene o puede tener un significado distinto para cada persona, y al final de cuentas nuestra riqueza constituye nuestra felicidad. Nunca es sabio abandonar la felicidad por dinero, ni dejar que el hecho de que tengamos que hacer sacrificios temporales nos robe totalmente nuestra felicidad o riqueza.

Existe tanta literatura respecto a lo que quisiera hablar en este post que me resultaría paralizante tratar de incluir los puntos principales de todos en una sola publicación coherente, así que cierro esta trilogía de posts con la siguiente reflexión: ¿Qué es lo que harías si no tuvieras que preocuparte por el dinero, si no tuvieras miedo a no tener una pensión, a quedarte en la calle, a estar solo? lo que sea, házlo, pues si tienes la combinación de aptitud y actitud, seguramente tendrás éxito, y las personas exitosas suelen rodearse de personas exitosas. Te diría que no tengas miedo, pero eso es imposible, además, el miedo es necesario, pues el valiente no es aquél que no siente miedo, sino aquél que lo vence, el miedo es una manera de saber que estamos haciendo algo distinto, algo que no hemos probado, puede ir desde lo más pequeño hasta lo más atrevido, pero es importante que nuestros miedos nunca nos paralicen por completo. Abraza tu miedo, acéptalo y agradécelo, pues es una de las mejores maneras de sentirse vivo.